Cuando faltan tres días para la Navidad, encuentran el cadáver de Jorge Manrique Villa dentro de una maleta en un piso de Zaragoza, Aragón. Está desnudo y tiene la cabeza destrozada. Nadie sabe qué hacía en ese domicilio. La única persona que vive allí es Jonathan, un joven nacido en Guatemala. Llamó a la policía diciendo que un compañero de piso le había dejado el equipaje con el cuerpo. Pero, después de estar horas declarando ante la policía y repitiendo una coartada inverosímil, se ha derrumbado. Y ahora quiere revelar toda la verdad.

El diciembre de 2018, desaparece Jorge Manrique Villa, un transportista madrileño de 48 años. El día que se le pierde la pista, tenía que hacer el viaje Barcelona-Madrid con su furgoneta para trasladar una mudanza de un cliente. Pero pasan los días y la mercancía no llega a su destino. Sus padres, que ya son mayores, y su hija adolescente creen que ha tenido que pasar algo grave, porque es una persona sin enemigos y con una vida estructurada.

El asesino de Eva Blanco logra huir sin ser descubierto. Tras más de una década investigando, la Guardia Civil no ha podido saber a quién pertenece el esperma encontrado en el cuerpo y la ropa de la víctima. Pero, en 2013, cuando faltan cuatro años para que el delito prescriba, el grupo de homicidios halla un hilo del que tirar: los avances científicos en el estudio del ADN permiten conocer datos inéditos sobre el sospechoso, como su origen geográfico.